Días 13 y 14: vuelta a casa

A las 7 de la mañana ya estábamos en el taxi camino al aeropuerto en una Van, no hubo ningún problema en conseguir taxi, ni en conseguir que fuera una Van; el trayecto costó 20 $.

Una vez en el aeropuerto, intentamos plastificar una de nuestras maletas, pero después de dar unas cuantas vueltas y preguntar, al final encontramos a alguien que hablaba en español y nos dijo que allí no se plastificaba.

En facturación no había mucha cola, pero cuando nos tocó turno, con la dificultad del idioma y las pocas ganas que tenía de entendernos la chica, tardamos unos 20 minutos. Pero por lo menos, nos dieron las tarjetas de embarque Las Vegas-Atlanta y Atlanta-Paris.

En el control también había poca gente, así que pasamos rápido. Una vez dentro desayunamos e hicimos tiempo como pudimos, hasta las 10’50 que era la hora de nuestro vuelo.

El avión era de Delta Airlines y salió en hora, teníamos pantallitas individuales, el vuelo fue de unas 4 horas, los chicos se entretuvieron jugando una partida al Trivial (en inglés) con el resto del pasajeros, y yo me entretuve con la ruta de vuelo aprendiendo geografía americana. Nos sorprendió que las azafatas eran todas muy mayores.

Al llegar a Atlanta cerca de las 18’00 (hora local), no había que pasar control, así que una cosa menos; y lo siguiente fue ver si nuestro vuelo estaba en hora (20’45), y en aquellos momentos llevaba 40 minutos de retraso.

Aunque eran las 6 de la tarde, para nuestro estomago era hora de comer, y para no complicarnos la vida comimos algo rápido; aquí nos percatamos de la cantidad de enchufes que habían en la zona para poder cargar cualquier aparato electrónico.

Salimos con el retraso previsto (sobre las 21’30), este avión era de Air France, y mucho mejor y más cómodo que el del vuelo de ida, teníamos pantallitas individuales, aunque algo antiguas comparadas con las de Virgin América y Delta. A la hora de cenar más o menos, sobrevolamos Nueva York, y pudimos ver su silueta nocturna inconfundible; ver Nueva York por la noche desde el cielo es una imagen muy bella. Tras la cenita, un poco de tele y a dormir.

Ya de mañana, llegamos a Paris en hora (11’30), aunque tardamos algo en tener puerta. Lo primero que hicimos al bajar fue intentar conseguir las tarjetas de embarque hasta España, pero no había forma, hasta que no abriera la facturación del vuelo no las tendríamos; y el vuelo salía a las 19’30.

Así que como nos esperaba una laaarga escala, compramos los billetes del metro y nos fuimos con el Rer hasta Notre Dame, pero el día era bastante feo y amenazaba lluvia, así que oteamos los bares y elegimos uno para comer. Tras la comida dimos un paseo por la zona, pero como el día no invitaba mucho a pasear, volvimos al aeropuerto. Eso sí, nos íbamos durmiendo por todas partes.

Aguantamos como pudimos dando cabezaditas y paseando para no dormirnos, y cuando Air Europa abrió su facturación, nos lanzamos a por las tarjetas de embarque, y no sé si es que nos vieron cara de cansados o qué, pero nos dieron la fila de la salida de emergencia a los cuatro. Antes de despegar ya dormíamos, y así hasta aterrizar en Valencia. Llegamos en hora (21’30) y allí teníamos a la familia esperándonos para llevarnos a casa.

Una vez en casa, ni cena ni nada, nos fuimos a la cama directamente. Aunque la espera en París se nos hizo bastante pesada, al acostarnos más o menos en hora al llegar a casa, al día siguiente cuando nos levantamos sobre las 11, ya habíamos cogido de nuevo la hora, y no tuvimos jet-lag.

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