Día 5: Las Vegas

La oficina de alquiler abría a las 7 no a las 8 como dijeron en España, así que a las 7’30 ya devolvimos el coche, y una cosa menos. Tuvimos un pequeño lío, porque nos dijeron que no devolvíamos el tanque lleno (cosa que habíamos contratado al hacer la reserva), pero se resolvió rápidamente con uno que hablaba español y la copia de la reserva que nos dieron en la oficina.

Ayer le pedimos a los de recepción que nos concertaran un taxi (una Van claro, porque si no, no cabíamos nosotros y las maletas), ya que siendo domingo por la mañana no habría tráfico y solían salir por unos 40 $.

Despedida de San Francisco

Al final el viaje al aeropuerto nos costó 44 $ (incluyendo la propina y tasa aeropuerto de 2 $), nos salió más barato que al ir, ya con la shuttle al llegar nos costó 60 $ a los 4; pero claro en un día laborable, no esta tan claro que compense el taxi.

Llegamos prontito, y además no había nadie para facturar y tampoco en el control, a la que nos dimos cuenta ya habíamos acabado con todo. Como cada vez que uno va con tiempo, todo sale rodado, así que nos aburrimos un poquillo esperando el vuelo de Virgin América, que lo teníamos a las 11:40, hubo un cambio de puerta de embarque y un retraso de 30 minutos. Lo del cambio de puerta fue gracioso porque en la pantalla no lo pusieron, y no nos enteramos de lo que decían por megafonía, pero como toda la gente que estaba allí empezó a levantarse, les seguimos.

Menudo bajo coste se gasta Virgin, avión impoluto, bonito, espacioso, pantalla propia con todo tipo de juegos y entretenimientos y una excelente resolución; no le faltaba nada. El vuelo era de 1’30 horas y el paisaje desde la ventana a veces era bastante entretenido. El aterrizaje regular, como por lo visto es normal en los aterrizajes en Las Vegas, porque parece ser que por un tema de corrientes de aire, baja como a escalones, un poco brusco, pero tampoco es para asustarse.

Llegamos a las puertas del tren interno que te lleva a la terminal central (y que es donde están las cintas de las maletas), y había un montón de gente, dieron un aviso por megafonía, pero no nos enteramos mucho, suponíamos que el tren llevaba algún retraso; observamos a algunos de los que venían en el vuelo y como no se movían, allí nos quedamos. Al final resulto ser, que había una avería y que estaban restableciendo el servicio; pero bueno tan solo esperamos unos 20 minutos.

La recogida de maletas fue poco rara para nosotros, ya que no iba por vuelos sino por compañías; al final encontramos la cinta de Virgin América, que era de la últimas, y de las 3 maletas facturadas solo teníamos 1, así que le dimos la vuelta a la cinta, y resulta que unas empeladas del aeropuerto tenían un montón bajadas de la cinta y si no era con tarjeta de embarque y pasaporte no te la daban; es una medida que suena un poco rara, pero es que estas a 10-20 metros de la calle y cualquiera desde la calle puede acceder a esa zona. El pequeño susto de vernos sin maletas, duró poco afortunadamente.

Al salir a la calle, menudo bofetón de calor, acabábamos de llegar y ya echábamos de menos el fresquito de San Francisco. Fuimos a la taquilla a por los billetes para la shuttle (6 $ por persona), las organizan por grupos de hoteles; y menos mal, que la cola era a la sombra, porque esperaríamos cerca de 30 minutos. Fuimos el último hotel en bajar, así que dimos una pequeña visita panorámica por unos cuantos hoteles.

Nuestro hotel era el New York New York. Cruzamos el casino (como en las pelis) para llegar a la recepción, no había nadie en el check-in, así que fue rápido, nuestra habitación estaba en el piso 18 y con vistas al Strip según habíamos reservado; dejamos las maletas en la habitación, y sin perder más tiempo salimos. La habitación estaba bastante bien, quizá el baño algo más flojillo.

HOTEL NEW YORK

HOTEL EXCALIBUR

Y ya dirección MGM, ya que nuestro plan era comer en el Rainforest Café, y ya serían más de las 3 de la tarde, y el hambre apretaba. El Rainforest nos gustó bastante, está decorado como si fuera la selva, y la comida también nos gustó mucho, los chicos se pidieron una especie de plato combinado con un costillar y unas gambas rebozadas (al estilo del Bubba Gump, muy buenas) y yo un plato de pasta; todos los platos enormes, por supuesto.

Aunque ya quedaba poco hueco para el postre no nos pudimos resistir a pedir su postre estrella “Vulcano”, su nombre ya da una pista, tiene unas bolas de helado en su interior, por fuera son trozos de tarta de chocolate, y otra bola arriba haciendo montañita, todo ello servido con una bengalita arriba, evidentemente no pudimos acabarnos el postre y eso que pedimos uno para los 4; la comida nos salió por 140 $ con propina incluida, fue la más cara de todo el viaje, pero muy buena.

Cuando acabamos de comer, eran ya cerca de las 6 de la tarde, y volvimos a nuestro hotel para verlo un poco por dentro. Y sin tiempo para mas, nos fuimos a nuestra cita de las 7 de la tarde, la LIMOUSINA y ya puestos habíamos reservado en vez de la de 6 personas, la de 8, ya que la diferencia de precio era muy poca. La alquilamos para 2 horas desde nuestro hotel, hasta Fremont (así la utilizamos de taxi) y por el Strip hicimos 4 paradas.

Nuestra limousina

Fue muy divertido, siempre entrábamos y salíamos corriendo, como si fuéramos niños, la mayoría de veces cuando el chofer llegaba a la puerta ya habíamos salido. Desde luego dentro problemas de espacio no teníamos. Es algo que recomendamos totalmente, si vas a Las Vegas, hay que subir en limusina.

Primera parada el Luxor, siguiente París, luego el impresionante Venetian, y la última parada elegimos el Riviera para ver su clásica fachada de luces.

HOTEL LUXOR

HOTEL PARIS

HOTEL VENETIAN

HOTEL VENETIAN

HOTEL VENETIAN

HOTEL RIVIERA

Sobre las 9 llegamos a FREMONT, con un calor asfixiante, porque aunque la limusina llevaba aire y nos lo regulábamos nosotros, no lo pusimos mucho para no hacer demasiados cambios de temperatura, y además, a veces íbamos con la ventana abierta.

En aquellos momentos no sabíamos ni en qué hora estábamos, así que ni nos acordábamos que al ser las 9 en punto, tocaba espectáculo en la pantalla que hace de techo; cuando de repente se apagaron las luces, sonó un trueno y los primeros acordes del espectáculo ¡qué suerte! nos había tocado el de Queen. IMPRESIONANTE la pantalla e IMPRESIONANTE los watios de sonido, como disfrutamos con “We Will Rock You”.



Luego paseamos por toda la calle hasta el final, viendo los clásicos hoteles y los espectáculos que por allí habían y aprovechamos para comprar algún regalito.



A las 10 salimos de nuevo a la calle a ver el otro espectáculo, y la verdad es que este comparado con el de Queen, fue bastante malo, ya que era una muñequita bailando.

Esa noche tras la comilona ni cenamos, y sobre las 11 ya estábamos pensando en ir volviendo hacia el hotel, cuando se nos ocurrió consultar el planning y descubrimos que nos quedaban las fuentes del Bellagio, así que rápidamente pillamos un taxi (25 $); con la suerte que nos dejó en la puerta totalmente opuesta, así que maratón por el hotel para llegar a las fuentes. La pena es que ya no volvimos al Bellagio, y no pudimos verlo tranquilamente; pero bueno, ya se sabe que siempre se queda algo en el tintero.

Por los pelos, pero llegamos al espectáculo de las 11’30, tomamos posiciones, colocamos trípode y la canción que nos tocó fue una del oeste; después del stress que sufrimos para llegar, decidimos quedarnos al siguiente espectáculo (11’45) para poder disfrutarlo, y la canción fue una de la película Chicago o Cabaret, no recuerdo bien. Parece ser que podrías pasar todo un día viendo el espectáculo sin repetir canción.



Y ya decidimos volver al hotel, pero como estábamos tan cansados y no teníamos ganas ni de andar ni de pillar bus, cruzamos enfrente al París y pillamos un taxi al nuestro (6 $).

Pasadas las 12 llegamos al hotel, la tarde-noche había sido bastante intensa, y el calor había hecho mella en nosotros.

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