Día 1: Valencia-San Francisco

Tras mucho tiempo esperando, al final llegó el día del viaje; normalmente viajamos solos, pero esta vez se nos unieron dos amigos.

Decir que la mañana anterior fuimos al aeropuerto a recoger nuestras tarjetas de embarque.

Nuestro vuelo de Air Europa salió a las 7 de la mañana, y puntual a las 9 el vuelo aterrizó en el aeropuerto de Charles de Gaulle de París; como estábamos en las primeras filas, pillamos nuestras cosas y salimos bien rápidos, porque teníamos aproximadamente 1’30 horas para hacer el enlace, y teníamos que pasar de la Terminal 2D a la 2E, que aunque su terminología pueda dar a entender que están cerca, de eso nada; pero bueno lo llevábamos bien estudiado.

Rápidamente llegamos a la parada del bus que enlazaba las terminales, fue llegar nosotros y un bus que también llegaba ¡que suerte!, tras unos 10 minutos de trayecto llegamos a nuestra Terminal 2E, y al subir las escaleras mecánicas, nos topamos con la cola del control de seguridad que era de aúpa.

Quedaba 1 hora para la salida del vuelo y ya había comenzado el embarque, así que pillamos al primer empleado del aeropuerto que vimos, le enseñaos nuestras tarjetas de embarque y nos dio a entender que pasáramos por una cola que teníamos delante, en la que no había nadie (parecía para empleados o algo así); al ir a pasar otra empleada quería frenarnos, pero al venir tras de nosotros un montón de gente que pensaba seguirnos, aquella empleada nos dejó y fue a parar al resto; en aquellos momentos lo que pensamos era que mientras no nos pararan físicamente no pensábamos darnos por aludidos. Y así hicimos, creo que fue el control de seguridad que más rápido hemos pasado, y eso que llevábamos equipaje de mano. Y voilà ya estábamos en nuestra Terminal.

Sobre las 10 embarcamos, nuestros asientos los elegimos al hacer la reserva, y los pillamos hacia el final, ya que a las partes de la ventana eran solo 2 asientos; pero cuál fue nuestra sorpresa cuando al llegar a nuestra fila era de 3, así que nos quedamos sin ventana, ya que la otra persona que había en nuestra fila era la que tenía ventana. Además no tuvimos mucha suerte con el avión, porque el espacio entre asientos era bastante justo, y el avión iba lleno completamente. Sobre lo de los asientos, descubrimos que eso pasó, porque al reservar los asientos el avión tenía una configuración con un número determinado de asientos, pero luego añadieron más; nuestros asientos eran de la parte derecha del avión, si los hubiéramos elegido de la parte izquierda que es donde empiezan a numerar las filas, no nos habría pasado esto; así que bueno es saberlo.

La hora de salida era a las 10:15, pero sufrió aproximadamente unos 30 minutos de retraso; el vuelo duraba unas 11 horas, y resultó ser bastante llevadero, a pesar de no haber realizado nunca un vuelo de tantas horas, ni tener pantalla individual. Primero un refresco, luego la comida, después una siesta; y cuando despertamos ya  era hora de merendar, y ya empezamos a levantarnos y a pasear un poco, que si galletitas, que si cervecitas, que si helados, al final tuvimos que parar. En uno de esos paseos, nos asomamos a una ventana y descubrimos que estábamos pasando sobre Groenlandia, nos parecía increíble estar sobrevolando aquella zona. El resto del viaje transcurrió entre algo de lectura, algo de juegos, la cena, y rellenar los formularios de entrada, con los que estuvimos un buen rato, porque cuando no se equivocaba uno, se equivocaba otro, total luego para dejarnos sin rellenar el blanco, porque pensamos que no tocaba.

Y cuando menos nos lo esperamos a las 12:45 sin apenas retraso, estábamos tomando tierra en San Francisco, que nervios y que ilusión. La cola de control de entrada no era muy grande, calculábamos unos 20 minutos. Y al llegar la primera en la frente, como he dicho antes nos faltaba el formulario blanco, con las veces que lo habíamos leído, el verde por persona y el blanco por unidad familiar. Pero bueno, tan solo nos apartamos mientras rellenábamos los dichosos formularios, y en unos minutos ya nos pusimos con los trámites. Pasamos todos el control bastante rápido, con las preguntitas de rigor y ya está. Tras el control a recoger las maletas, y fue llegar y ver qué pasaba la nuestra, y tras esperar un poco aparecieron las otras, ¡que bien no nos habían perdido ninguna!. Decir que íbamos 4 personas, con 3 maletas facturadas, y cada uno con su maleta de mano o mochila.

Así que las a 13:30 ya estábamos con los tramites de control pasados y con nuestras maletas, salimos a pillar una shuttle hacia la ciudad, que nos costó 15 $ por persona. Esperamos un poco a que subiera alguien más y ya emprendimos camino a la ciudad.

Llegamos al Hotel Stratford a las 14:30, y todavía no tenían nuestra habitación preparada (la entrada era a las 15 horas), nos dijeron que en media hora estaría, así que dejamos las maletas y nos fuimos a la calle rápidamente, directos al Centro de Visitantes a por los pases del transporte (llamados Muni), nosotros cogimos el de 3 días (18 $) y también compramos el plano de transportes (3 $) que resultó ser bastante práctico. Lo siguiente fue ir al tranvía a echarle el primer vistazo y hacernos las primeras fotitos, y de camino al hotel ver lo que teníamos alrededor del hotel, estábamos situados en la céntrica Powell Street.


Volvimos al hotel a las 15:15 como nos habían dicho, y ya tenían la habitación, teníamos muchas ganas de dejar las maletas para irnos todo el día por ahí. La habitación estaba bien, sencilla, quizás algo pequeña para cuatro, pero bueno nos encaprichamos del hotel por su situación; teníamos el desayuno incluido, bastante sencillo, pero bueno tampoco somos de grandes desayunos así que bien, tostadas, bollería, zumos, cafés, etc.

Empezamos cogiendo el tranvía, que iba bien llenito, pero nos daba igual, ya estábamos en el tranvía de San Francisco, todo un sueño, y la primera parada que hicimos fue la Calle Lombard, llegamos a plantearnos lo de bajar, pero lo dejamos para otra vez, hicimos unas cuantas fotos; aunque desde la parte de arriba no es donde mejor se aprecian sus curvas.

Y seguimos hacia Fisherman’s Wharf, como los tranvías que pasaban iban todos bien llenos decidimos continuar andando; y así tuvimos las primeras vistas del Golden Gate muy muy lejos, y de Alcatraz.



Seguimos paseando hasta llegar a Fisherman’s Wharf y prácticamente al Pier 39, aquí ya vimos a los famosos leones marinos pero de lejos, y como no Alcatraz. Ya no queríamos continuar más, estaba empezando a aparecer el cansancio.


Nuestro siguiente destino era Chinatown, y para llegar allí cogimos de nuevo el tranvía, ahora la línea de Powell-Mason que nos pillaba más cerca.


Intentamos retrasar lo máximo la hora de la cena, porque sabíamos que después de cenar nos daría el bajón, pero a las 7 y algo nuestros estómagos tenían mucha mucha hambre. Lo último que habíamos comido era la cena del avión, que vendría ser la hora del almuerzo.

Nos metimos en un restaurante normalito, normalito, la carta solo estaba en chino y en inglés (algo de esperar), y bueno nos echamos unas risas pensando que elegir, yo elegí algo que llevaba chicken así por lo menos sabría uno de los ingredientes; pero las risas vinieron cuando se nos ocurrió pedir pan, no había forma de que los chinos nos entendieran, al final parecía que nos había entendido y vino con un bollo que era dulce, le decimos que eso no era, el chino piensa y cree entendernos y entonces aparece con otro bollo, esta vez de coco; y ya lo dejamos ahí.

Tras la cena nos fuimos a dar una vueltecilla por sus calles, pensábamos que iban a estar algo más iluminadas, pero estaban bastante poco. Con la iluminación del atardecer que había antes de cenar estaba bastante bonito, pero al salir ya de noche quedaba algo oscuro y no se apreciaban bien los edificios; además a las 8 ya habían muchas tiendas cerradas. Aun así nos dio tiempo para comprar algunas cosillas como una chaqueta típica de San Francisco por 16 $ y lotes de 7 llaveros por 5 $, así que cargué unos cuantos.

Como allí ya no había mucho que hacer emprendimos camino hacia el hotel, pero tampoco queríamos meternos en la cama todavía, era algo pronto; así que una vez por el hotel fuimos a un Lori’s Diner que teníamos muy cerquita, esta es una cadena de restaurantes con decoración típica de los años 50; los chicos se tomaron unos batidos buenísimos que no se pudieron acabar y yo como quería algo calentito un café con leche, que fue el primero y el último, además de malísimo, era enorme.

Y con alguna que otra cabezada, aguantamos hasta las 10 más o menos, hora que decidimos irnos a dormir del hotel, ya que para nuestros cuerpos eran las 7 de la mañana; llevábamos en pie algo así como 27 horas, y claro caímos en la cama como angelitos, pero contentos porque nuestro primer día en San Francisco nos había parecido genial.

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