Día 11: Bryce Canyon

Kilómetros aproximados 520.

Pusimos el despertador a las 7, aunque nos despertamos algo antes, y como ya clareaba, nos vestimos rápidamente; salimos del hotel y caminamos durante unos minutos para tener una buena panorámica. No hacía nada nada de frío, era una temperatura muy agradable para esas horas de la mañana.




Desayunamos y sobre las 8 salimos rumbo Bryce Canyon, hoy tocaba otra buena tirada de carretera. Para llegar a Bryce durante un buen rato cogimos la 89, que es como muy americana, muy de película, no paramos para hacer ninguna foto porque pensábamos que al día siguiente pasábamos de nuevo por allí, pero no fue así. Nos hizo mucha gracia un pueblo que en sus afueras eran todo de iglesias, de todo tipo de religiones.

Lo primero que hicimos al llegar a Bryce Canyon, fue hacernos la foto con el cartel de la entrada, y aquí por supuesto también había trípode. Llegamos sobre las 2, y nuestra idea inicial era comprar unos bocatas y comer en algún merendero, pero como el día no invitaba mucho, nos pillamos unas pizzas en la tienda, y luego ya nos dirigimos a los miradores. Se notaba una temperatura bastante fresquita, incluso más que en el amanecer.


Como es mucho más cómodo, fuimos directos al último mirador (así luego los miradores los tienes siempre a la derecha); durante el camino el tiempo se estaba poniendo bastante feo, nos llovió un poco, vimos un par de relámpagos y luego como humo saliendo del bosque.

Al llegar al último mirador, el tiempo había cambiado bastante, a peor como era de prever y cuando salimos en el mirador Rainbow & Yovimpa Points, hacía un viento y un frío horroroso, y además llovía un poco, pero bueno, aun así, para una visita rápida se podía aguantar; en media hora desde la entrada del parque hasta este último mirador, la temperatura bajó cerca de 10 grados; antes de bajar, nos pusimos los forros polares y las chaquetas.


En los miradores por los que no pasa el bus y a los que se accede en coche, al estar a mayor altura, hacía bastante frío y llovía algo, pero bueno eso no impidió unas paraditas rápidas en todos los miradores.



Era considerable la diferencia de temperatura de Rainbow & Yovimpa Points que están a casi 2.800 metros de altura, con el Bryce Point que está a unos 2.500 metros.

Al llegar a Bryce Point la mejora del tiempo era considerable, así que chaquetas fuera, allí nos recreamos un buen rato, ya que este mirador es una preciosidad. Para mí el mejor del parque. La imagen del parque de Bryce es una imagen que sorprende bastante, supongo que será porque para la mayoría es un parque desconocido.




Continuamos la ruta de los miradores rapidita, porque la luz estaba empezando a desaparecer, y no nos queríamos dejar ninguno.


Sobre las 6 hicimos el check-in, y nuevamente como en el Gran Cañón, para llegar a la habitación nos dieron un mapita; la habitación estaba genial, muy espaciosa y con una terraza en pleno parque. Aprovechando que todavía quedaba algo de luz y que teníamos uno de los miradores a menos de 5 minutos en coche, me fui a ver el atardecer. Aunque ya sabía que no era lo bonito del parque (es más bonito el amanecer), tampoco me lo quería perder; eso sí, cuando bajo sol, además de estar prácticamente sola, la temperatura iba descendiendo por momentos.


Aquí en Bryce, dentro del parque sólo está este hotel, y solo está el restaurante del hotel, así que a las 8 ya nos fuimos hacia el restaurante que cerraba a las 9, nos dieron mesa para las 8’45. Al final entramos a cenar a las 9’15, cosa que preferimos por supuesto, pero ellos nos pidieron disculpas 2 veces por el retraso. Un comedor muy rústico y muy agradable, la cena muy bien como suele ser normal, 65 $ los cuatro con propina incluida.

Después de cenar que serían sobre las 10’30, al salir del restaurante, nos dimos cuenta que en el momento que nos alejáramos de la puerta estaríamos en completa oscuridad, apenas habían farolas, de hecho cogimos un camino que no era el nuestro y tuvimos que volver sobre nuestros pies. Totalmente recomendable una linterna.

Yo me quede unos instantes en el parking a contemplar las estrellas, que habían muchas; que pena no haber pillado luna llena en los parques.

Mañana nuestro viaje, empieza a tocar su fin, volvemos a Las Vegas para irnos a casa.

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