Ruta

Que sí un reportaje en la televisión sobre Las Vegas, que sí un artículo en una revista sobre el Gran Cañón, y antes del verano del 2007 casi sin darnos cuenta, nos vimos en internet buscando información y dándole forma a un viaje que al principio veíamos algo complicado, no sabíamos muy bien que elegir.

Al final lo logramos y lo llevamos todo reservado por internet, vuelos, hoteles, entradas, helicópteros, etc.; a algunos eso no les gusta, pero cuando haces un viaje así y no dispones de muchos días la verdad es que resulta bastante práctico.

El pistoletazo de salida a este viaje se lo dimos en enero del 2008 cuando compramos con 8 meses de antelación, los billetes de avión por internet; los compramos directamente en la página de Air France, que para nosotros era la mejor opción. Y tras mucho estudiar la ruta fue la siguiente: 4 noches en San Francisco, 3 noches en Las Vegas, 4 noches de Parques Naturales, más 1 noche de nuevo en Las Vegas antes de volver a casa. Lo mejor del viaje, sin duda los parques naturales, hacer esta pequeña ruta nos llevó alrededor de 2.000 kilómetros, pero mereció la pena.

Al final del relato encontrareis todas las páginas web que utilizamos para la realización del viaje.

Fechas: 17 al 30 de septiembre de 2008.

Ruta del viaje:
Día 1: Valencia-San Francisco.
Día 2: San Francisco.
Día 3: San Francisco.
Día 4: Muir Woods y Point Reyes.
Día 5: Las Vegas.
Día 6: Las Vegas.
Día 7: Las Vegas.
Día 8: Ruta 66 y Gran Cañón.
Día 9: Gran Cañón.
Día 10: Monument Valley.
Día 11: Bryce Canyon.
Día 12: Zion Park y Las Vegas.
Días 13 y 14: vuelta a casa.

Día 1: Valencia-San Francisco

Tras mucho tiempo esperando, al final llegó el día del viaje; normalmente viajamos solos, pero esta vez se nos unieron dos amigos.

Decir que la mañana anterior fuimos al aeropuerto a recoger nuestras tarjetas de embarque.

Nuestro vuelo de Air Europa salió a las 7 de la mañana, y puntual a las 9 el vuelo aterrizó en el aeropuerto de Charles de Gaulle de París; como estábamos en las primeras filas, pillamos nuestras cosas y salimos bien rápidos, porque teníamos aproximadamente 1’30 horas para hacer el enlace, y teníamos que pasar de la Terminal 2D a la 2E, que aunque su terminología pueda dar a entender que están cerca, de eso nada; pero bueno lo llevábamos bien estudiado.

Rápidamente llegamos a la parada del bus que enlazaba las terminales, fue llegar nosotros y un bus que también llegaba ¡que suerte!, tras unos 10 minutos de trayecto llegamos a nuestra Terminal 2E, y al subir las escaleras mecánicas, nos topamos con la cola del control de seguridad que era de aúpa.

Quedaba 1 hora para la salida del vuelo y ya había comenzado el embarque, así que pillamos al primer empleado del aeropuerto que vimos, le enseñaos nuestras tarjetas de embarque y nos dio a entender que pasáramos por una cola que teníamos delante, en la que no había nadie (parecía para empleados o algo así); al ir a pasar otra empleada quería frenarnos, pero al venir tras de nosotros un montón de gente que pensaba seguirnos, aquella empleada nos dejó y fue a parar al resto; en aquellos momentos lo que pensamos era que mientras no nos pararan físicamente no pensábamos darnos por aludidos. Y así hicimos, creo que fue el control de seguridad que más rápido hemos pasado, y eso que llevábamos equipaje de mano. Y voilà ya estábamos en nuestra Terminal.

Sobre las 10 embarcamos, nuestros asientos los elegimos al hacer la reserva, y los pillamos hacia el final, ya que a las partes de la ventana eran solo 2 asientos; pero cuál fue nuestra sorpresa cuando al llegar a nuestra fila era de 3, así que nos quedamos sin ventana, ya que la otra persona que había en nuestra fila era la que tenía ventana. Además no tuvimos mucha suerte con el avión, porque el espacio entre asientos era bastante justo, y el avión iba lleno completamente. Sobre lo de los asientos, descubrimos que eso pasó, porque al reservar los asientos el avión tenía una configuración con un número determinado de asientos, pero luego añadieron más; nuestros asientos eran de la parte derecha del avión, si los hubiéramos elegido de la parte izquierda que es donde empiezan a numerar las filas, no nos habría pasado esto; así que bueno es saberlo.

La hora de salida era a las 10:15, pero sufrió aproximadamente unos 30 minutos de retraso; el vuelo duraba unas 11 horas, y resultó ser bastante llevadero, a pesar de no haber realizado nunca un vuelo de tantas horas, ni tener pantalla individual. Primero un refresco, luego la comida, después una siesta; y cuando despertamos ya  era hora de merendar, y ya empezamos a levantarnos y a pasear un poco, que si galletitas, que si cervecitas, que si helados, al final tuvimos que parar. En uno de esos paseos, nos asomamos a una ventana y descubrimos que estábamos pasando sobre Groenlandia, nos parecía increíble estar sobrevolando aquella zona. El resto del viaje transcurrió entre algo de lectura, algo de juegos, la cena, y rellenar los formularios de entrada, con los que estuvimos un buen rato, porque cuando no se equivocaba uno, se equivocaba otro, total luego para dejarnos sin rellenar el blanco, porque pensamos que no tocaba.

Y cuando menos nos lo esperamos a las 12:45 sin apenas retraso, estábamos tomando tierra en San Francisco, que nervios y que ilusión. La cola de control de entrada no era muy grande, calculábamos unos 20 minutos. Y al llegar la primera en la frente, como he dicho antes nos faltaba el formulario blanco, con las veces que lo habíamos leído, el verde por persona y el blanco por unidad familiar. Pero bueno, tan solo nos apartamos mientras rellenábamos los dichosos formularios, y en unos minutos ya nos pusimos con los trámites. Pasamos todos el control bastante rápido, con las preguntitas de rigor y ya está. Tras el control a recoger las maletas, y fue llegar y ver qué pasaba la nuestra, y tras esperar un poco aparecieron las otras, ¡que bien no nos habían perdido ninguna!. Decir que íbamos 4 personas, con 3 maletas facturadas, y cada uno con su maleta de mano o mochila.

Así que las a 13:30 ya estábamos con los tramites de control pasados y con nuestras maletas, salimos a pillar una shuttle hacia la ciudad, que nos costó 15 $ por persona. Esperamos un poco a que subiera alguien más y ya emprendimos camino a la ciudad.

Llegamos al Hotel Stratford a las 14:30, y todavía no tenían nuestra habitación preparada (la entrada era a las 15 horas), nos dijeron que en media hora estaría, así que dejamos las maletas y nos fuimos a la calle rápidamente, directos al Centro de Visitantes a por los pases del transporte (llamados Muni), nosotros cogimos el de 3 días (18 $) y también compramos el plano de transportes (3 $) que resultó ser bastante práctico. Lo siguiente fue ir al tranvía a echarle el primer vistazo y hacernos las primeras fotitos, y de camino al hotel ver lo que teníamos alrededor del hotel, estábamos situados en la céntrica Powell Street.


Volvimos al hotel a las 15:15 como nos habían dicho, y ya tenían la habitación, teníamos muchas ganas de dejar las maletas para irnos todo el día por ahí. La habitación estaba bien, sencilla, quizás algo pequeña para cuatro, pero bueno nos encaprichamos del hotel por su situación; teníamos el desayuno incluido, bastante sencillo, pero bueno tampoco somos de grandes desayunos así que bien, tostadas, bollería, zumos, cafés, etc.

Empezamos cogiendo el tranvía, que iba bien llenito, pero nos daba igual, ya estábamos en el tranvía de San Francisco, todo un sueño, y la primera parada que hicimos fue la Calle Lombard, llegamos a plantearnos lo de bajar, pero lo dejamos para otra vez, hicimos unas cuantas fotos; aunque desde la parte de arriba no es donde mejor se aprecian sus curvas.

Y seguimos hacia Fisherman’s Wharf, como los tranvías que pasaban iban todos bien llenos decidimos continuar andando; y así tuvimos las primeras vistas del Golden Gate muy muy lejos, y de Alcatraz.



Seguimos paseando hasta llegar a Fisherman’s Wharf y prácticamente al Pier 39, aquí ya vimos a los famosos leones marinos pero de lejos, y como no Alcatraz. Ya no queríamos continuar más, estaba empezando a aparecer el cansancio.


Nuestro siguiente destino era Chinatown, y para llegar allí cogimos de nuevo el tranvía, ahora la línea de Powell-Mason que nos pillaba más cerca.


Intentamos retrasar lo máximo la hora de la cena, porque sabíamos que después de cenar nos daría el bajón, pero a las 7 y algo nuestros estómagos tenían mucha mucha hambre. Lo último que habíamos comido era la cena del avión, que vendría ser la hora del almuerzo.

Nos metimos en un restaurante normalito, normalito, la carta solo estaba en chino y en inglés (algo de esperar), y bueno nos echamos unas risas pensando que elegir, yo elegí algo que llevaba chicken así por lo menos sabría uno de los ingredientes; pero las risas vinieron cuando se nos ocurrió pedir pan, no había forma de que los chinos nos entendieran, al final parecía que nos había entendido y vino con un bollo que era dulce, le decimos que eso no era, el chino piensa y cree entendernos y entonces aparece con otro bollo, esta vez de coco; y ya lo dejamos ahí.

Tras la cena nos fuimos a dar una vueltecilla por sus calles, pensábamos que iban a estar algo más iluminadas, pero estaban bastante poco. Con la iluminación del atardecer que había antes de cenar estaba bastante bonito, pero al salir ya de noche quedaba algo oscuro y no se apreciaban bien los edificios; además a las 8 ya habían muchas tiendas cerradas. Aun así nos dio tiempo para comprar algunas cosillas como una chaqueta típica de San Francisco por 16 $ y lotes de 7 llaveros por 5 $, así que cargué unos cuantos.

Como allí ya no había mucho que hacer emprendimos camino hacia el hotel, pero tampoco queríamos meternos en la cama todavía, era algo pronto; así que una vez por el hotel fuimos a un Lori’s Diner que teníamos muy cerquita, esta es una cadena de restaurantes con decoración típica de los años 50; los chicos se tomaron unos batidos buenísimos que no se pudieron acabar y yo como quería algo calentito un café con leche, que fue el primero y el último, además de malísimo, era enorme.

Y con alguna que otra cabezada, aguantamos hasta las 10 más o menos, hora que decidimos irnos a dormir del hotel, ya que para nuestros cuerpos eran las 7 de la mañana; llevábamos en pie algo así como 27 horas, y claro caímos en la cama como angelitos, pero contentos porque nuestro primer día en San Francisco nos había parecido genial.

Día 2: San Francisco

Sobre las 6’30 nos despertamos y comenzamos a levantarnos tranquilamente, habíamos dormido unas 8 horas, no estaba nada mal; empezamos con las duchas y a deshacer maletas. Bajamos a desayunar y antes de las 9 ya estábamos en marcha.

Mientras estábamos en la parada del bus, vimos varios tranvías que nos resultaban familiares, y es que eran de Milán, primero nos llamó la atención ver en la puerta uscita (que significa salida en italiano) y luego ya vimos que también llevaban el escudo de la ciudad.


Pillamos un bus y la primera parada del día fue City Hall, pero vamos que después de unas fotos, allí había poco que hacer; así que otra vez al bus.

La siguiente parada era más interesante, las Casas Victorianas de Álamo Square, aquí si estuvimos un buen ratillo, la verdad es que las casas son bonitas, y las vistas desde el parquecito también. Dimos una vueltecilla por alguna de sus calles de alrededor, para ver algunas casas más; una pena no tener más tiempo porque la verdad es que ese barrio merece perderse por sus calles un buen rato.



De nuevo al bus, esta vez el recorrido fue un poco más largo, para ir al Golden Gate Park, concretamente al Jardín Japonés (4 $ o 5 $), una preciosidad para quien nunca haya estado en Japón, y además que tranquilidad y que relax se respira; cómo íbamos bien de tiempo hicimos una parada en para tomarnos un té con una galletitas de la suerte.


La siguiente ruta en bus era bastante larga, fuimos hasta Ghirardelli Square, ya que allí se encuentra el Maritime National, donde compramos el pase anual de Parques Nacionales (80 $), ya que este sitio también entraba. Aquí se encuentran varios barcos, pero los más llamativos son: el “Balclutha” el barco de la película Rebelión a bordo, construido en Escocia en 1886 (este no se podía visitar, necesita una restauración), pero aunque sea de lejos es bonito, y el “Eureka” trasbordador que hacía el trayecto de San Francisco a Sausalito.

Después de esta visita, seguimos andando hasta Fisherman’s Wharf, donde unos cominos unas hamburguesas y unos perritos en un sitio de comida rápida para agilizar tiempo; tras la comida visitamos el submarino “Pampanito” (9 $), que participó en la segunda guerra mundial destinado en el Pacífico, una visita interesante si no se ha visto nunca un submarino de guerra. Muy cerca hay otro barco de la segunda guerra mundial el “Jeremiah O’Brien” pero este ya no lo visitamos.


Tras un rato de compras, continuamos paseando hasta Pier 39; donde observamos los famosos leones marinos, que como dice alguno, “mira si estará fría el agua de la bahía que no se meten ni estos”. Seguimos el paseo hasta Pier 33, ya que hoy teníamos la visita a ALCATRAZ (31’50 $), elegimos la visita nocturna, entre otras cosas porque nos cuadraba mejor así, y porque sí teníamos suerte las vistas desde la isla hacia la ciudad de noche tienen fama de ser muy bonitas. Llegamos a la cola sobre las 5’30 y no es que hubiera mucha gente, pero tampoco fuimos los primeros; teníamos la visita a las 6’10.

La espera fue algo aburrida y hacía bastante fresquito, pero hubo una pregunta muy buena, con la que nos reímos un buen rato: “¿para qué nos hemos traído el bañador?”. Teniendo en cuenta la temperatura de San Francisco, pensar en bañador daba risa; pero claro si luego se va a Las Vegas la cosa cambia; y la respuesta fue “¿será porque en Las Vegas hace 40º?”.

Ya por fin llegó el barco, y observamos el tamaño de la cola y nuestra situación en ella, aproximadamente estaríamos entre la primera quinta parte, así que pensábamos que no tendríamos problemas de elegir el sitio que quisiéramos, que era en el último piso y al lado derecho; y lo conseguimos, la verdad es que la panorámica que se obtiene desde una parte y otra no tiene nada que ver. Las vistas de la ciudad desde el barco son espectaculares.






La visita nos gustó a todos, de noche, ya algo oscuro para fotos, pero está muy bien, a mí lo que más me gustó del audio guía, más que la historia que estaba muy bien, eran los sonidos, muy logrados. Cuando salimos a la terraza ya era de noche, y las vistas del Skyline de San Francisco eran impresionantes. Hacía un viento fuertecillo, pero contemplar aquellas vistas, no es algo que tengamos al alcance de la mano todos los días; por supuesto las fotos no le hicieron en justicia.


Acabamos la visita y pillamos por los pelos el penúltimo barco, hubo que echar una carrerita, pero valió la pena porque así no había que esperar el siguiente y último. A la vuelta repetimos arriba en el último piso y de nuevo a la parte derecha; el frío y el viento eran considerables, pero las vistas merecían la pena.

Llegamos al Pier 39 sobre las 9’30, una hora estupenda para cenar en el conocido Bubba Gump, como ya sabíamos que los platos eran muy grandes y no había mucha hambre, al final pedimos 3 platos para los 4 (una ensalada, unos aros de cebolla y unos camarones); estaba todo buenísimo, sus aros de cebolla están geniales y son gigantes, y los camarones también estaban buenísimos.

Al principio de la cena la liamos con el cartel, porque teníamos el cartel en rojo, y rápidamente se paro una camarera, que nos tuvo que explicar que si estaba en rojo (Forrest Stop) los camareros al pasar se paraban y si estaba en azul (Forrest Run) pasaban de largo; un sistema estupendo para no vocear a los camareros, pero claro hay que saberlo.

Acabamos sobre las 10’30 y la liamos también al acabar la cena, esta vez con la propina, ya que a pesar de saberlo, no sabíamos muy bien como había que reflejarlo; ya quedaba poca gente, el lío fue porque había una casilla con el porcentaje que marcamos, pero cuando vuelve el camarero nos intentaba explicar lo de la propina, pero como pensábamos que ya la habíamos puesto, pues no lo entendíamos; hasta que nos pudo hacer entender que teníamos que calcular nosotros el porcentaje, ponerlo y sumarlo. Eso sí cuando nos fuimos ya éramos los últimos.

Para ir al hotel nuestra primera idea era pillar un taxi, pero no vimos ninguno, así que pillamos la línea F que son trolebuses, y poco más de las 11 estábamos en el hotel muy muy cansados, no sé cómo no nos pasamos la parada del bus, porque dimos alguna que otra cabezadita.

Creo que otro día bastante aprovechadito y completito.

Día 3: San Francisco

Sobre las 8 sonó el despertador, desayunamos y sobre las 9 de la mañana ya estábamos en marcha. Salimos a la calle Market para pillar algún bus que nos llevara hacia el final, casi al Embarcadero, para coger la línea de tranvía que nos quedaba, la línea California. Cuando llegamos nos quedamos boquiabiertos, no había nadie, así que subimos los 4 solos con el maquinista y el revisor; fue uno de los mejores momentos del viaje.


Después de comprobar sobradamente lo llenas que van las otras 2 líneas de tranvías, subir a esta solos, fue algo increíble; para mí es la mejor línea de todas, sube una cuesta impresionante. Qué cantidad de fotos que nos hicimos aquí.



Cuando estás arriba del todo, estás a la altura del Bay Bridge.


Una vez arriba, nos bajamos para ver la Grace Catedral, que bueno, no tiene mucho pero ya que estábamos allí, hicimos una visita rápida.

Y como no, una vez allí arriba, fuimos al Hotel Fairmont y por supuesto entramos, con las veces que lo había visto en la serie de televisión, y ahora lo veía en vivo y en directo, el famoso “Hotel Saint Gregory”; tras unas fotos continuamos ruta.


Volvimos a coger ese tranvía que tanto nos había gustado, hasta llegar al cruce de la calle Stockton, para llegar a Washington Square. Esto fue una buena idea, porque de repente, nos vimos en una calle rodeada de chinos en la hora de la compra, con todas las tiendas con sus carteles en chino, sus productos chinos, etc.

En Washington Square, se encuentra la iglesia de Sts. Peter and Paul, que bueno sin ser nada del otro mundo, está bien; eso sí, el parquecito con la iglesia de fondo es una bonita estampa.

De aquí pillamos un bus eléctrico que te sube hasta Coit Tower (4 $ o 5 $ no recuerdo), el bus sube unas pocas cuestas para llegar, pero ¡que cuestas!. Subimos arriba de la torre, aunque bueno, desde mi punto de vista es totalmente prescindible ya que está acristalada y aunque hay buenas vistas, con subir a la explanada de la Coit Tower pero sin llegar a subir a la torre, creo que obtienen unas fabulosas vistas.



Volvimos a bajar con el bus y de allí pillamos otro (creo que el 30) que nos llevó hasta Palace of Fine Arts, los alrededores son un barrio de bonitas casas; aquí no tuvimos mucha suerte, ya que se encontraba en obras y nos tuvimos que conformar con unas fotos del exterior.


Así que seguimos camino (esta vez andando) hasta llegar al principio de la Zona de Recreo del Golden Gate, para obtener las primeras vistas del famoso puente. ¡Menudo sol!, ¡qué suerte!. Aquí nos recreamos un rato porque el día y las vistas merecían la pena.




Estábamos ya en lo que se denomina Presidio, y miramos el mapa para buscar un sitio para comer, cerca solo teníamos uno (Crissy Field Center), porque el siguiente según el mapa estaba bastante lejos, así que fuimos allí, el sitio no nos convenció mucho porque era todo de productos ecológicos, pero bueno al final nos comimos unos bocatas que no estaban mal. Además, estábamos en una mesa al lado de una cristalera y teníamos unas buenas vistas sobre la bahía; durante la comida vimos como empezaban a aparecer algunas nubes.

Cerca teníamos una parada del bus interno (PresidioGo) que es gratuito, y que cogimos para que nos llevara más cerca del puente. Llegamos hasta Fort Point, los mismísimos pies del puente; impresiona ver la estructura desde abajo. Después de pasear por la zona, subimos por unas escaleritas y unas rampas desde donde vimos otras buenas vistas y nos entretuvimos un buen rato.



Seguimos caminando, y al final llegamos a la altura del puente, impresiona verlo de tan cerca; mientras el tiempo había empeorado. Paseamos un poco por el puente, como no, pero el viento era bastante fuerte y frío, así que tampoco caminamos mucho.


Al volver y echar la vista de nuevo hacia el puente, nos encontramos con una imagen fabulosa, las nubes que vimos a hora de comer, al final se habían convertido una espesa niebla, que a duras penas dejaba ver el puente. Que contraste.


Como estaba a empezando a hacer un tiempo de demonios, no es que lloviera, pero la niebla era tan húmeda, que junto con el aire, casi parecía que llovía; volvimos a coger el bus interno para ir al Cementerio Militar, y como hace una vuelta circular, vimos gran parte del parque. Nos bajamos y fuimos al cementerio, llegamos a lo que era un lateral, y lo nuestro nos costó encontrar la puerta principal. Una visita rápida ya que cerraban a las 6 y no faltaba mucho.

Luego fuimos a una parada, desde donde se puede coger un bus (PresidioGo) que te lleva al centro, se distinguen porque la línea interior es azul (Around the Park), y la que sale del parque es roja (Downtown). La interior es gratuita, pero la que te lleva al centro no, aunque sí tienes el Muni de transporte tampoco se paga.

Como nos dejaba en la calle Market a la altura del Embarcadero, no nos pudimos resistir el volver a coger el tranvía de la línea California y darnos otra vuelta, entonces  ya estaba anocheciendo lo que le daba otro color diferente al de la mañana.


Luego decidimos ir en taxi a la calle Lombard para que nos bajara por las curvas, al llegar abajo hicimos algunas fotos, y después ya decidimos pillar un taxi para volver al hotel, pero por allí no pasaba ninguno, así que tras esperar un buen rato, tomamos la decisión de ir escaleras arriba, porque la calle de arriba suele estar más concurrida, y si no siempre tendríamos el tranvía para volver al hotel; pero tras esperar un ratillo conseguimos un taxi.

Después de un descansito, salimos a cenar y fuimos a un Lori’s Diner; y la verdad es que fue una buena idea, ya que la recreación años 50 es bastante bonita, la comida estaba bastante bien y el precio no estaba mal.

Día 4: Muir Woods y Point Reyes

Recogimos el coche a las 8 y poco, en una oficina de Dollar que nos pillaba muy cerca del hotel. Aquí al ser una oficina pequeña, no se elegía coche, te decían la plaza y ahí lo tenías; eso sí, decir que fue el coche solicitado, un Chrysler Sebring, y no uno similar que suele ser lo habitual.

Fue nuestra primera experiencia en un coche automático, la primera vez de un automático uno va con cierta intriga, pero en unos minutos uno ya se ha familiarizado con el cambio automático, es muy fácil. El GPS pilló cobertura a la primera y no la perdió en ningún momento; y enseguida llegó nuestra primera cuesta, a ver qué tal nos va, ¡genial, el coche no se iba hacia atrás!.

Cruzamos el Golden Gate con una niebla impresionante,  eso sí, con toda la ilusión y emoción de cruzar conduciendo uno mismo aquel puente tan histórico. Para llegar a Muir Woods, tuvimos que parar a preguntar 2 veces, porque por lo visto al GPS no le habíamos puesto bien la dirección.

Y bueno sin muchas dificultados, llegamos a MUIR WOODS que es un bosque de secoyas, y que también pertenece a Parques Nacionales, así que la visita estaba incluida en el pase anual.


El día seguía bastante nublado y al principio de la visita había muy poca luz, pero luego al final mejoró bastante y la niebla despejó completamente; hay tres rutas a elegir, nosotros hicimos la más larga, que es de hora y media, y la verdad es que mereció la pena, porque al principio hay bastante saturación de gente, pero si haces la larga, vas por algunos sitios prácticamente solo y es una gozada.





Después de la visita, un pequeño almuerzo y continuamos hacia Point Reyes, de camino paramos a comprar algo en un súper para comer, ya que teníamos intención de comer de picnic; lo que no sabíamos es que aunque Point Reyes es un Parque Nacional (que no requiere entrada), tiene zonas y entre ellas donde estaba la zona de picnic que habíamos elegido, que pertenecen al Estado de California, y nos tocó pagar 6 $ para entrar a dicha zona; decir que la zona de picnic tenía unos servicios muy limpios. Tras la comida aprovechamos y como estábamos solos en el parking hicimos todos unas pocas prácticas con el coche.

Seguimos ya por POINT REYES rumbo hacia la zona de Tomales Point, que es lo que más al norte esta del parque; queríamos ir a esta zona ya que es donde hay una reserva de tule elk (creo que renos), ya que no son animales que veamos a menudo.

Aparcamos el coche y allí mismo había lo que sería un sitio de observación (ya que había una señora con unos prismáticos), pero todo menos preguntar, nosotros adelante. Caminamos un buen rato y el aire era bastante fuerte, pero nosotros hacia delante, no sin cada dos por tres preguntarnos si seguíamos o volvíamos hacia atrás. Nos cruzamos con poca gente y a unos les preguntamos, lo gracioso fue que unos entendimos que aun quedaba mucho y otros que quedaba poco.


Al final parece que quedaba poco para ver los animales (para lo que quedaba bastante era para llegar al final del camino), y mereció la pena continuar, allí estaban en un vallecito resguardados del viento, el macho con todas las hembras; estuvimos un buen rato haciendo fotos y luego admirándolos sin más.



Tras un rato, decidimos volver, y al llegar al coche nos dimos cuenta de que había otra manada (vaya por eso había una mujer con unos prismáticos), y allá que nos acercamos, aquí estaban los machos jóvenes.

Pusimos el GPS rumbo a San Francisco y nos marcaba 2 horas, por el camino hicimos alguna paradita para ver la costa.


Antes de llegar a San Francisco, paramos en el mirador que hay justo antes del Golden Gate a mano derecha, hay que estar muy atento, porque si te lo pasas ya te metes en el puente y no hay vuelta atrás. Nos pilló una hora estupenda, ya que estaba anocheciendo, pero a esas horas hay que ir bastante abrigado, porque al estar alto el viento suele ser considerable; pero las vistas merecen la pena.




Cruzamos el puente, previo pago (creo que 6 $, sólo se paga al entrar, al salir de la ciudad no) y el GPS al poco de entrar en la ciudad nos dice gire a la derecha, y cuando giramos a la derecha nos dio la risa, teníamos ante nosotros una calle cuesta arriba y en cada cruce nos tocaban los stops a nosotros; pero fue más la imagen desde abajo, que el recorrido en sí. Después de unas cuantas risas y mirar unas cuantas veces quien había llegado primero en cada cruce, dejamos el coche en un parking (24 $ el día), justo una puerta antes de la casa de alquiler Dollar, ya que a las horas que llegamos la oficina estaba cerrada.

Una vez en la habitación, nos pusimos con las maletas y fuimos a cenar al Cheesecake Factory, con tiempo por si había cola para cenar, y menos mal porque estuvimos esperando alrededor de 1 hora; la mayor parte del tiempo la pasamos en la terraza, admirando Unión Square y viendo como las nubes a veces tapaban algunos edificios cercanos.



Por fin, tras 1 hora, nos tocó turno, pedimos ensalada, pasta, pizza y un burrito, todo desmesurado de tamaño como es normal; así que cuando llegó la hora del postre que era lo bueno de allí, apenas había hambre, pero hicimos un esfuerzo y nos pedimos dos tipos de tartas de queso diferentes para los cuatro. La cena con las propinas incluidas nos costó 109 $.

Tras la cena, regreso al hotel, revisión de maletas y a dormir, mañana cambiamos de destino … Las Vegas.

Día 5: Las Vegas

La oficina de alquiler abría a las 7 no a las 8 como dijeron en España, así que a las 7’30 ya devolvimos el coche, y una cosa menos. Tuvimos un pequeño lío, porque nos dijeron que no devolvíamos el tanque lleno (cosa que habíamos contratado al hacer la reserva), pero se resolvió rápidamente con uno que hablaba español y la copia de la reserva que nos dieron en la oficina.

Ayer le pedimos a los de recepción que nos concertaran un taxi (una Van claro, porque si no, no cabíamos nosotros y las maletas), ya que siendo domingo por la mañana no habría tráfico y solían salir por unos 40 $.

Despedida de San Francisco

Al final el viaje al aeropuerto nos costó 44 $ (incluyendo la propina y tasa aeropuerto de 2 $), nos salió más barato que al ir, ya con la shuttle al llegar nos costó 60 $ a los 4; pero claro en un día laborable, no esta tan claro que compense el taxi.

Llegamos prontito, y además no había nadie para facturar y tampoco en el control, a la que nos dimos cuenta ya habíamos acabado con todo. Como cada vez que uno va con tiempo, todo sale rodado, así que nos aburrimos un poquillo esperando el vuelo de Virgin América, que lo teníamos a las 11:40, hubo un cambio de puerta de embarque y un retraso de 30 minutos. Lo del cambio de puerta fue gracioso porque en la pantalla no lo pusieron, y no nos enteramos de lo que decían por megafonía, pero como toda la gente que estaba allí empezó a levantarse, les seguimos.

Menudo bajo coste se gasta Virgin, avión impoluto, bonito, espacioso, pantalla propia con todo tipo de juegos y entretenimientos y una excelente resolución; no le faltaba nada. El vuelo era de 1’30 horas y el paisaje desde la ventana a veces era bastante entretenido. El aterrizaje regular, como por lo visto es normal en los aterrizajes en Las Vegas, porque parece ser que por un tema de corrientes de aire, baja como a escalones, un poco brusco, pero tampoco es para asustarse.

Llegamos a las puertas del tren interno que te lleva a la terminal central (y que es donde están las cintas de las maletas), y había un montón de gente, dieron un aviso por megafonía, pero no nos enteramos mucho, suponíamos que el tren llevaba algún retraso; observamos a algunos de los que venían en el vuelo y como no se movían, allí nos quedamos. Al final resulto ser, que había una avería y que estaban restableciendo el servicio; pero bueno tan solo esperamos unos 20 minutos.

La recogida de maletas fue poco rara para nosotros, ya que no iba por vuelos sino por compañías; al final encontramos la cinta de Virgin América, que era de la últimas, y de las 3 maletas facturadas solo teníamos 1, así que le dimos la vuelta a la cinta, y resulta que unas empeladas del aeropuerto tenían un montón bajadas de la cinta y si no era con tarjeta de embarque y pasaporte no te la daban; es una medida que suena un poco rara, pero es que estas a 10-20 metros de la calle y cualquiera desde la calle puede acceder a esa zona. El pequeño susto de vernos sin maletas, duró poco afortunadamente.

Al salir a la calle, menudo bofetón de calor, acabábamos de llegar y ya echábamos de menos el fresquito de San Francisco. Fuimos a la taquilla a por los billetes para la shuttle (6 $ por persona), las organizan por grupos de hoteles; y menos mal, que la cola era a la sombra, porque esperaríamos cerca de 30 minutos. Fuimos el último hotel en bajar, así que dimos una pequeña visita panorámica por unos cuantos hoteles.

Nuestro hotel era el New York New York. Cruzamos el casino (como en las pelis) para llegar a la recepción, no había nadie en el check-in, así que fue rápido, nuestra habitación estaba en el piso 18 y con vistas al Strip según habíamos reservado; dejamos las maletas en la habitación, y sin perder más tiempo salimos. La habitación estaba bastante bien, quizá el baño algo más flojillo.

HOTEL NEW YORK

HOTEL EXCALIBUR

Y ya dirección MGM, ya que nuestro plan era comer en el Rainforest Café, y ya serían más de las 3 de la tarde, y el hambre apretaba. El Rainforest nos gustó bastante, está decorado como si fuera la selva, y la comida también nos gustó mucho, los chicos se pidieron una especie de plato combinado con un costillar y unas gambas rebozadas (al estilo del Bubba Gump, muy buenas) y yo un plato de pasta; todos los platos enormes, por supuesto.

Aunque ya quedaba poco hueco para el postre no nos pudimos resistir a pedir su postre estrella “Vulcano”, su nombre ya da una pista, tiene unas bolas de helado en su interior, por fuera son trozos de tarta de chocolate, y otra bola arriba haciendo montañita, todo ello servido con una bengalita arriba, evidentemente no pudimos acabarnos el postre y eso que pedimos uno para los 4; la comida nos salió por 140 $ con propina incluida, fue la más cara de todo el viaje, pero muy buena.

Cuando acabamos de comer, eran ya cerca de las 6 de la tarde, y volvimos a nuestro hotel para verlo un poco por dentro. Y sin tiempo para mas, nos fuimos a nuestra cita de las 7 de la tarde, la LIMOUSINA y ya puestos habíamos reservado en vez de la de 6 personas, la de 8, ya que la diferencia de precio era muy poca. La alquilamos para 2 horas desde nuestro hotel, hasta Fremont (así la utilizamos de taxi) y por el Strip hicimos 4 paradas.

Nuestra limousina

Fue muy divertido, siempre entrábamos y salíamos corriendo, como si fuéramos niños, la mayoría de veces cuando el chofer llegaba a la puerta ya habíamos salido. Desde luego dentro problemas de espacio no teníamos. Es algo que recomendamos totalmente, si vas a Las Vegas, hay que subir en limusina.

Primera parada el Luxor, siguiente París, luego el impresionante Venetian, y la última parada elegimos el Riviera para ver su clásica fachada de luces.

HOTEL LUXOR

HOTEL PARIS

HOTEL VENETIAN

HOTEL VENETIAN

HOTEL VENETIAN

HOTEL RIVIERA

Sobre las 9 llegamos a FREMONT, con un calor asfixiante, porque aunque la limusina llevaba aire y nos lo regulábamos nosotros, no lo pusimos mucho para no hacer demasiados cambios de temperatura, y además, a veces íbamos con la ventana abierta.

En aquellos momentos no sabíamos ni en qué hora estábamos, así que ni nos acordábamos que al ser las 9 en punto, tocaba espectáculo en la pantalla que hace de techo; cuando de repente se apagaron las luces, sonó un trueno y los primeros acordes del espectáculo ¡qué suerte! nos había tocado el de Queen. IMPRESIONANTE la pantalla e IMPRESIONANTE los watios de sonido, como disfrutamos con “We Will Rock You”.



Luego paseamos por toda la calle hasta el final, viendo los clásicos hoteles y los espectáculos que por allí habían y aprovechamos para comprar algún regalito.



A las 10 salimos de nuevo a la calle a ver el otro espectáculo, y la verdad es que este comparado con el de Queen, fue bastante malo, ya que era una muñequita bailando.

Esa noche tras la comilona ni cenamos, y sobre las 11 ya estábamos pensando en ir volviendo hacia el hotel, cuando se nos ocurrió consultar el planning y descubrimos que nos quedaban las fuentes del Bellagio, así que rápidamente pillamos un taxi (25 $); con la suerte que nos dejó en la puerta totalmente opuesta, así que maratón por el hotel para llegar a las fuentes. La pena es que ya no volvimos al Bellagio, y no pudimos verlo tranquilamente; pero bueno, ya se sabe que siempre se queda algo en el tintero.

Por los pelos, pero llegamos al espectáculo de las 11’30, tomamos posiciones, colocamos trípode y la canción que nos tocó fue una del oeste; después del stress que sufrimos para llegar, decidimos quedarnos al siguiente espectáculo (11’45) para poder disfrutarlo, y la canción fue una de la película Chicago o Cabaret, no recuerdo bien. Parece ser que podrías pasar todo un día viendo el espectáculo sin repetir canción.



Y ya decidimos volver al hotel, pero como estábamos tan cansados y no teníamos ganas ni de andar ni de pillar bus, cruzamos enfrente al París y pillamos un taxi al nuestro (6 $).

Pasadas las 12 llegamos al hotel, la tarde-noche había sido bastante intensa, y el calor había hecho mella en nosotros.